Los riñones de su perro regulan su presión arterial, niveles de azúcar y volumen, así como la composición de agua de su cuerpo, el recuento de glóbulos rojos y ciertas hormonas. Con tantas funciones vitales que desempeñar, sus riñones son esenciales para su salud. Por lo tanto, puede resultar sorprendente que los signos de la enfermedad renal crónica a menudo se desarrollen tan lentamente que se pasan por alto hasta que es demasiado tarde para curar la enfermedad.
Hay dos tipos de insuficiencia renal en perros: crónica y aguda. Si bien la insuficiencia renal aguda se desarrolla repentinamente debido a un evento, como la ingestión de anticongelante, o una afección subyacente, como una infección bacteriana, la insuficiencia renal crónica se produce gradualmente. Aunque la insuficiencia renal a menudo ha progresado hasta ahora cuando los síntomas muestran que no es posible una recuperación completa, existen formas de controlar los síntomas y retrasar la progresión de la enfermedad.
Los síntomas de la enfermedad renal crónica incluyen vómitos, letargo, diarrea, depresión, pérdida de peso o apetito, sed extrema, aumento de la micción u orina demasiado concentrada o diluida. En casos extremos, ceguera, convulsiones, coma y sangre en la orina indican insuficiencia renal. Aunque los perros de cualquier edad pueden sufrir una enfermedad renal, es más común en perros mayores. Algunas razas, como los pastores alemanes y los cockers ingleses, también son más susceptibles a la enfermedad renal. Las causas de la insuficiencia renal incluyen obstrucciones del tracto urinario, ciertos medicamentos recetados, linfoma y diabetes. Desafortunadamente, los síntomas de la enfermedad renal crónica a menudo se desarrollan tan lentamente que cuando son evidentes, es demasiado tarde para tratar la afección de manera efectiva. Sin embargo, sigue siendo importante llevar a su perro al veterinario para que le realicen análisis de sangre y le hagan un diagnóstico. Si a su mascota se le diagnostica una enfermedad renal crónica, existen formas efectivas de controlar sus síntomas y retrasar la progresión de la enfermedad.
Debido a que la enfermedad renal crónica es progresiva, los perros diagnosticados deben ser monitoreados con controles veterinarios frecuentes. Esto le permite a su mascota mantenerse al día con sus medicamentos y dieta, que pueden necesitar cambiar con la enfermedad. La fluidoterapia es el pilar del tratamiento de la enfermedad renal, ya que la deshidratación es una de las principales preocupaciones de los perros con esta enfermedad. Las dietas especiales bajas en proteínas, fósforo, calcio y sodio y altas en potasio pueden ayudar a retrasar la progresión de la enfermedad, y los suplementos también pueden mejorar la absorción nutricional de su perro y limitar algunos de los síntomas secundarios de la enfermedad renal, como las úlceras de estómago . Asegúrese de que su mascota tenga acceso constante al agua fresca y observe su ingesta: si comienza a beber menos agua, es posible que deba usar líquidos por vía intravenosa para mantenerla hidratada. Con el tratamiento adecuado, algunos perros diagnosticados con enfermedad renal crónica experimentan de varias semanas a años de estabilidad.